Embalse de la Sota: en busca del agua
15/12/2011 Deja un comentario
Hace muchísimos años un autor estadounidense puso en palabras lo que a todos nos tira desde el nacimiento: me refiero a Herman Melville en el primer capítulo de Moby Dick, con su loa por el agua, la compañía que todos, más o menos concientemente, buscamos en determinados momentos.
Para los que vivimos en la ladera de la montaña, cerca de las sierras, el agua es un placer escaso. Hablo por mí, claro, que mi paseo preferido en Santa Cruz es el Barranco de Inta… el Ega, que nos llama con su piel pulida a nadar en él, ya ha dejado de proveer un baño saludable… supongo que la razón radica en las laxas políticas de sanidad para con las fábricas que acampan en sus márgenes y muy posiblemente en la profusión de pesticidas sobre los campos aledaños… pero no quiero tocar este tema, al menos no en esta entrada. Una pena, verdaderamente una gran pena.
No obstante, nuestros pasos ociosos nos siguen llevando a costas de ríos y embalses, aunque más no sea para sosegar el alma en la imagen.
Desde el momento en que advertimos su presencia desde las alturas de la carretera, no descansamos hasta llegar a su lado: el Embalse de la Sota, otro de los sitios mágicos de esta gran sierra, dentro del Parque Natural Peñalabeja.
El parque fue declarado Reserva Natural en 1987, básicamente para proteger un tipo de bosque muy poco común en Navarra: el roble marojo (Quercus Pyrenaica) o Ametza.
El embalse se encuentra a un km y medio del casco urbano de Cabredo, se puede llegar hasta él y recorrerlo a través de una ruta circular marcada como PR. En la costa noreste del embalse se halla un merendero con mesas y fogones, desde donde presenciar bellos atardeceres, envueltos en los sonidos característicos del parque.
En sus inmediaciones hay que andar con los ojos bien abiertos: lo más llamativo de este embalse es su comunidad biótica. Además de ser elegido como lugar predilecto por algunos bípedos, sirve de hogar a varias colonias de aves permanentes como azulones (Anas platyrhynchos) y fochas (Fulica atra), además de aves de paso como somormujos, garzas, porrones y cigüeñas, que observaremos según la época del año.
Recomendamos este paseo, entonces, a los amantes de la ornitología, a los estudiosos de la botánica, y a los seres sensibles en su totalidad.
Datos del recorrido circular desde Cabredo al embalse: aquí.
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