En vez de escarbar en los sincréticos orígenes del Olentzero, este personaje que en la actualidad reemplaza cómodamente a Papá Noel en el País Vasco, me he entretenido buscando información acerca del traje con el que solemos representarlo, y que coincide en particular con el llamado traje tradicional alavés.
Cuando una extranjera como yo misma llega a Euskal Herria no hace más que maravillarse ante esta costumbre tan pintoresca de engalanarse a la antigua usanza para las fiestas y ocasiones especiales; se imagina que es lo que han hecho los vascos generación tras generación. Pero basta con indagar sólo un poco para entender que los trajes de Neska y de Blusa que se comercializan hoy en día son más un símbolo que una representación exacta de la indumentaria rural de principios de siglo… no hablemos ya de más antiguo.
Claro que uno podría preguntarse por el decisivo avatar que propició que se escogiera este estilo campesino de principios de siglo XX y no algún atuendo en particular anterior a los Fueros, o incluso las pieles de la época de las cavernas…
Según las investigaciones de Amaia Mujika Goñi, historiadora del Museo Vasco de Bilbao, el uso simbólico de este tipo de trajes aparece después de la Guerra Civil, y no antes. Sumamente completo e ilustrativo es su «Desarrollo histórico de la Indumentaria en Euskal Herria», publicado en la Auñamendi Eusko Entziklopedia, dentro del marco de la Fundación Euskomedia.
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